lunes, 17 de diciembre de 2007

Immanuel Kant II

La sinopsis que Kant leyó en el periódico hacía resaltar este último punto -felizmente, la parte más afortunada de la teoría de Wright- y era vaga en lo relativo al resto. Por ello Kant tuvo la impresión errónea de que el universo de Wright consistía en un disco aplanado de estrellas, como una tajada pequeña cortada tangencialmente desde la piel de una naranja. Por eso Kant supuso (como creía que también había supuesto Wright) que las estrellas de la Vía Láctea están dispuestas sobre un volumen de espacio en forma de disco. Tan entusiasmado estaba Kant con esta idea que escribió un libro sobre ella. Formuló su tesis de este modo:

Así como los planetas, en su sistema, están muy aproximadamente en un plano común, las estrellas fijas también están relacionadas en sus posiciones, muy cercanamente, con un plano determinado que debe ser concebido como extendido por todo el cielo, y al estar muy estrechamente juntas en él, presentan esa franja de luz que se llama Vía Láctea. Estoy convencido de que, puesto que esta zona iluminada por innumerables soles tiene casi exactamente la forma de un círculo máximo, nuestro sol debe estar situado muy cerca de este gran plano. Al explorar las causas de esta disposición, he dado con la idea muy probable de que las llamadas estrellas fijas en realidad sean estrellas errantes, que se mueven lentamente, de un orden superior.

A partir de esta precaria base, Kant dio un salto al universo de galaxias. Sabía por lecturas de las observaciones del astrónomo francés Pierre-Louis de Maupertuis que se había encontrado dispersas en el cielo nebulosas elípticas. Una de ellas, la nebulosa de Andrómeda, podía verse a simple vista; otras sólo eran visibles a través del telescopio. Kant comprendió que si el universo estaba compuesto por muchos agregados con forma de discos de estrellas -galaxias, como diríamos hoy-, entonces las nebulosas elípticas podían ser otras galaxias de estrellas como la Vía Láctea. "Llego ahora a esa parte de mi teoría que le da su mayor encanto, por la sublime idea que ofrece del plan de la creación", escribió.
Si un sistema de estrellas fijas que están relacionadas en sus posiciones con respecto al plano común, como hemos descrito que lo está la Vía Láctea, se halla tan alejado de nosotros que las estrellas de las que está formado ya no son distinguibles claramente ni siquiera mediante el telescopio; si su distancia guarda la misma razón a la distancia de las estrellas de la Vía Láctea que la de éstas a la distancia del Sol, en suma, si tal mundo de estrellas fijas es contemplado a tan enorme distancia del ojo del espectador situado fuera de él, entonces este mundo [esto es, la galaxia de la Vía Láctea] aparecerá bajo un pequeño ángulo como una mancha de espacio cuya figura será circular si su plano se presenta directamente al ojo, y elíptica si es vista de lado u oblicuamente. La debilidad de su luz, su figura y el tamaño aparente de su diámetro distinguirán claramente tal fenómeno, cuando se presente, de todas las estrellas vistas aisladamente.
Las nebulosas elípticas, escribió Kant, justamente nos ofrecen tales visiones. Las nebulosas son "sistemas de muchas estrellas" que se hallan a "enormes distancias". Aquí por primera vez se hizo un retrato del universo como formado por galaxias a la deriva en la vastedad del espacio cosmológico.
El libro de Kant, titulado Historia generla de la naturaleza y teoría del cielo, fue publicado -si esta es la palabra apropiada- en 1755, pero su editor inmediatamente quebró, los libros fueron confiscados para pagar sus deudas y el mundo, por consiguiente, oyó hablar poco de la obra. Kant se lo dedicó a Federico el Grande, pero muchos artistas y filósofos más conocidos dedicaban sus obras a este monarca singularmente ilustrado -entre otros, Johann Sebastian Bach había compuesto recientemente su Ofrenda musical en honor a Federico- y el rey nunca vio el libro de Kant.

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